Desde la Cáritas Parroquial Inmaculada Concepción y San Alberto Magno se pone en marcha el Proyecto Betesda. Su objetivo es la actuación con personas sin hogar y se caracteriza por ser un proceso de acompañamiento que potencia la creación de un vínculo de los técnicos con las personas que viven en la calle, convertirse en sus referentes y conseguir así su acercamiento a los recursos sociales existentes. Betesda entró en funcionamiento el pasado mes de diciembre.
Betesda no pretende sustituir a otras actuaciones como las que realizan la UVI social de Cáritas Diocesana o Cruz Roja, sino que es complementario de éstas, siendo su objetivo principal el propiciar un encuentro con las personas sin hogar buscándolas dentro del término parroquial, conocerlas y convertirse en referente para ellas. Se constituye pues, como “puente” entre la calle, y la Casa de Acogida de Cáritas Diocesana u otros servicios sociales. El proyecto se realiza mediante la actuación en diferentes fases:
1ª Fase: La ruta
En esta fase los voluntarios salen a observar la realidad, conocer a las personas y se acercan a ellos/as, para darles confianza, ser punto de referencia y crear un vínculo.
2ª Fase: La acogida
Es el espacio en el que las personas sin hogar, con las que se ha contactado, acuden a la Parroquia para exponer su situación y presentar sus demandas, y en la que tras una entrevista personal se traza un plan individualizado para trabajar con esa persona.
3ª Fase: Derivación y seguimiento
Esta fase es la destinada por un lado, al seguimiento de la persona, una vez trazado con ella un plan de trabajo, y por otro, el acompañamiento que pueda precisar para dirigirse a centros de acogida, citaciones médicas, obtención de documentación u otras que precise a lo largo de este proceso.
Pocos son los recursos que hemos empleado en ellos, porque poco nos han pedido; pero lo que sí han agradecido ha sido esa charla que teníamos con ellos mientras se tomaban el caldo caliente que les habíamos ofrecido. Durante este tiempo hemos podido comprobar que el ACOMPAÑAMIENTO a las personas es básico en nuestra acción caritativa. Es necesario “estar con” los pobres –hacer el camino con ellos– y no limitarnos a “dar a” los pobres recursos (alimentos, ropa,…).
El que acompaña se acerca al otro, toca el sufrimiento, comparte el dolor, participa de sus problemas y trata de solucionarlos desde dentro.