La colaboración de los voluntarios es el impulso que mueve el corazón de Cáritas. La mayoría de nuestra capacidad humana está compuesta por ellos y ellas; les dedicamos esta entrada como gesto de la enorme gratitud que sentimos por su labor.
No se debe olvidar que voluntario es todo aquel que dedica parte de su tiempo a desarrollar labores que redundan en el interés general, sobre todo, dentro del campo de lo social. Su tarea es la de servir a la comunidad.
Si ya nos resulta muy valorable el hecho de participar en una acción que no reporta ningún incentivo particular y que se realiza en paralelo a la propia actividad laboral, hemos de sumar las connotaciones de compromiso y responsabilidad que conlleva. Aceptar un voluntariado implica una decisión tomada de forma reflexiva, tras haber analizado una situación de desigualdad o desamparo sobre la que se quiere actuar para paliarla. Es, sobre todo, este gesto, el de reparar en los demás, considerarlos como asunto propio y creer en que desde nuestra situación ventajosa se puede hacer algo para mejorar la de los menos favorecidos, toda una declaración de principios, una concepción de la vida y quienes la habitamos impagable, y hacia la que apuntamos todas nuestras acciones.
El voluntario es nuestro reflejo, su manera de entender las situaciones de injusticia y de atajarlas, su generosidad y comprensión del prójimo, su capacidad para esforzarse en post de un bien que no es el suyo particular… Por nuestra parte, seguimos admirando lo que hacen y apoyándonos en su labor como ejemplo de hacia donde queremos llegar. Gracias.