Nuestro actual modelo de sociedad sigue volcando sus esfuerzos en el progreso económico, dejando fuera de sus prioridades la eliminación de las muchas desigualdades generadas por este modelo económico, y que tras demasiados años incidiendo sobre la población, pueden calificarse como endémicas. No nos cabe duda de que es necesario un viraje de las políticas actuales hacia otras que cuiden y ayuden a los sectores más desfavorecidos.
En un estudio presentado por Cáritas Española el pasado mes de Abril, se refleja cómo esta manera de obviar las políticas sociales, está generando el fenómeno de “pobreza heredada”, en el que se advierte de que el 80% de los casos de pobreza infantil, se arrastrará hasta la vida adulta de estos niños y niñas. Para intentar frenar esta grave situación, dentro del informe se hacen una serie de peticiones a nuestros distintos gobiernos:
• Los Estados del Bienestar deben primar la inversión en educación.
• Impulsar una contribución clara y decidida a la “atención psicoeducativa”, es decir: apoyo psicológico y social a las familias, apoyo psicopedagógico a los menores con deficiencias, y apoyo a las actividades de ocio.
• Garantizar la salud pública universal con acceso gratuito a toda la población con independencia de su situación socioeconómica.
• Desarrollar una política de vivienda y urbanismo.
• Una política basada en un sistema de prestaciones universales destinadas a la familia y a la infancia.
• Iniciar un proceso de inclusión social a través de la activación de los progenitores.
• Apoyo directo a las familias en su labor parental.
• Promover una acción coordinada de cada uno de los servicios y prestaciones proporcionadas por los distintos organismos públicos a las familias.
Es obligación de todos proteger a las generaciones futuras frente a la exclusión; no olvidemos que entre quienes hoy son privados de acceso a las cuestiones básicas de un Estado de Bienestar, están los que formarán parte de nuestro relevo, los encargados de hacer de este mundo un lugar mucho más habitable.